Las cortinas son en su mayoría telas que funcionan para cubrir una ventana por el interior, para medir el paso de la luz que ilumina el lugar.
Uso no se restringe a una habitación en específico; todo espacio que tenga un ventanal es susceptible de tener una cortina para complementar, dependiendo el ambiente deseado en el interior.
Su uso más común es en las habitaciones o salas de estar, sobre todo para impedir el paso de luz en los momentos de descanso y mejorar la calidad del sueño.
Pueden contener diversos diseños y colores, por lo que su uso ornamental es otra de las características más importantes de las cortinas en el diseño de interiores.
En estos casos, las cortinas, al ser lo suficientemente delgadas como para dejar pasar la luz, reciben el nombre de visillos.
Gracias a su versatilidad cromática, las cortinas pueden tener diferentes usos que van desde evitar el paso de la luz hasta matizar interiores con un color determinado, generando diferentes ambientes.
Además de las ventanas, donde su uso es más común, también pueden ser utilizadas en sitios de acceso tras las puertas, aunque esta práctica es más residencial.
El uso de cortinas no sólo permite controlar la entrada de luz, sino también controlar la temperatura de los sitios pues impide que el frío (en su caso) pase del vidrio de la ventana hacia las habitaciones.
Por su amplia variedad de colores y su capacidad de tener impresos, las cortinas juegan un papel fundamental en el diseño de interiores, ofreciendo una amplia variedad de texturas y colores.
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